sábado, 31 de enero de 2009

LA TIA BISABUELA QUE SE QUEDÓ SORDA POR NADAR EN UN LAGO HELADO Y FUE REPUDIADA POR SU NOVIO


Primero fueron sus pies, los dedos blancos de sus pies y su risa. Luego su cuerpo de golpe en el frío.
Se mete en el lago con su vestido. Se muerde el labio, levanta la barbilla, siente los calambres, nota cada burbuja, el barro entre los dedos, el aire que corta. Su ropa mojada pesa como un vestido de novia. Y se escucha reír a sí misma y gritar debajo del agua.

Él la mira desde la orilla fascinado. No se atreve a seguirla, no se atreve a reprenderla, no se atreve a decirle que solo vive para ella. Desde la orilla ve cómo el agua le pega el pelo y la ropa a la piel y la escucha reírse y gritar, excitada en medio del invierno. Y desde la orilla le grita a esa mujer que jamás podrá ser un hombre a su lado.

Pero ella ya no le escucha.

lunes, 26 de enero de 2009

FANTASMAS

Encender la luz y hacerlos desaparecer para siempre. Mirar por fin bajo la cama. O dejar por la noche un cuenco lleno de comida, otro de agua, darles ropa de abrigo y un sitio donde dormir en mi armario… sonreír a esos fantasmas y dejar que me lleven con ellos.
A su lugar.

miércoles, 21 de enero de 2009

martes, 20 de enero de 2009

LA CARTA


Querida carta:
No te imaginas cuánto te deseo, llevo esperándote desde la misma noche del 17 de diciembre, en que me prometieron que te recibiría. Promesa tácita, claro, pero el año pasado todos la recibimos. ¿Por qué no ibas a llegar este también?.
El año pasado te retrasaste, -si, ya se que no fue culpa tuya,- el cartero suplente de Navidades se despistó, pero la espera mereció la pena, y recibirte me ilusionó tantó que te reconozco que fue una de las emociones más inesperadas.Y este año, que te deseo aun más, que te busco, ya casi desesperanzadamente con mi mano derecha en el buzón, cada vez que paso por delante de él, a cualquier hora, cualquier dia, aunque no sea de reparto postal, por si llegas a través de una mano amiga, estoy a punto de querer olvidarte.
Olvidarte y no esperarte ya, porque esta espera me está dejando sin fuerzas para otras esperas más importantes en mi vida. Llega ya, y no me hagas sufrir más. Otra vez, no, por favor.
Tuya,
Fdo.: L.C

sábado, 17 de enero de 2009

En el bar

Virginia sentía pánico a estar sola y más todavía a pensar que la gente se diera cuenta. No era capaz de entrar en un bar y sentarse en una mesa a no ser que hubiera quedado con alguien, Tenía la sensación que todo el mundo la miraría con cara de pena riéndose a sus espaldas. Un día pensó que debía quitarse esa idea egocéntrica de la cabeza y decidió ponerse a prueba yendo a un café de Malasaña en dónde seguro seria más fácil hacer el ridículo. No tenía muy claro si llevar un libro, una revista o un cuaderno para escribir, ni tampoco el tiempo adecuado que podía estar sin llamar demasiado la atención. Optó por una libreta discreta. Era inútil que intentara concentrarse en leer nada con los nervios que tendría y siempre podía garabatear alguna tontería en caso extremo. Eligio la tarde del domingo 19 de octubre para ponerse a prueba y entró con decisión en el café Ruiz .Se sentó en una mesa y con valentía pidió una cerveza. No sabia muy bien qué debía hacer en ese momento así que se dedicó a observar a la gente mientras esperaba a la camarera. Con la bebida ya en la mesa y dando sorbitos para que durara más, decidió que era el momento de sacar el bolígrafo y escribir algo. Un manotazo le tiró la cerveza encima. Solo alcanzó a ver una nariz que intentaba salirse del pelo que la cubría. Perdón, lo siento. Te pido otra. No pasa nada.

Lorena intentaba siempre ocultar su cara con el pelo y cuando entraba en un bar se solía sentar lo más lejos de la barra y a espaldas de la puerta. Tenía la convicción que su nariz parmesana era demasiado prominente para poder tener un rostro armonioso. Le gustaba mucho ir la café Ruiz. Se había enamorado completamente del camarero. Alfredo era camaleónico, podía tener o cincuenta años o solo treinta cuando miraba con sus ojos azules de forma seductora. Lorena iba domingo tras domingo al café para ver esa cara curtida por el sol detrás de la barra y sentir la absoluta indiferencia con que le ponía el capuchino mientras ella procuraba tapar su nariz. Después, se sentaba en la mesa del fondo junto al espejo desde podía verle sin mostrar el rostro. Nunca se había atrevido a hablar con él .Hasta hoy que era su cumpleaños. 19 de octubre. Le diría algo. Se levantó decida a hacerlo y tropezó con el bolso de una chica pelirroja que tenia los ojos metidos en una libreta. Perdón, lo siento. Te pido otra. No pasa nada.

Después de un rato escribiendo Virginia levanto los ojos . Un chico la miraba sonriendo. Se puso nerviosa. Con los labios le dijo: me llamo Ramón.

Ramón acostumbraba a sentarse solo cerca de la puerta. Solía pedir un café y desplegaba unas revistas de viaje encima de la mesa. Generalmente llevaba alguna bolsa de un gran almacén que dejaba caer sobre la silla como si acabara de llegar de compras. Le daba resultado lo de las revistas. Casi siempre alguien se paraba a preguntarle si podía ojear alguna, si tenía pensado viajar o si había estado en tal o cual parte. Este domingo estaba especialmente necesitado. Se cumplían seis meses desde que le habían dejado a través de una nota colgada en el tendedero.

Lorena mientras pagaba el capuchino balbuceo algo original del tipo me gustan tus ojos. Nada mas decirlo se arrepintió al instante, cogio el café y se lanzó a la primera mesa que encontró en su camino sobre la que había una revista de viajes de Burkina Fasso y una botas de piel de serpiente que se asomaban por debajo . Retiró una bolsa de Zara de la silla y se sentó colorada como un tomate .Intentado olvidar la visión de las puntas de piel le dijo al dueño de las revistas que justo este verano estaba pensando ir a Burkina Faso y que si por favor le podía contar algo. Ramón que no había estado en Burkina jamás le empezó a hablar entusiasmado lo maravilloso que era este país .Lorena sin escuchar nada se acordó de que tenia que taparse la cara y se preguntó si el color de su piel habría pasado en algún momento a un tono mas rosado. Ramón no dejaba de hablar, que si los elefantes, los safaris y los templos budistas. Mientras le contaba la travesía por río congo ya animado a mezclar cualquier sitio con tal de tenerla cerca pensó que debía hacer algo para llevarla a algún lugar más intimo. Más tranquila Lorena vio que el camarero había salido a la calle a fumar un momento y aprovechó para largarse .Ramón se quedo con los tés morunos del zoco de Burkina en la boca mirándola el culo mientras se alejaba. De reojo creyó ver una pelirroja obervándole. Aprovechó. Me llamo Ramón le dijo con los labios sonriendo. Toda nerviosa la chica bajo los ojos.

De repente unas carcajadas hicieron levantar a Virginia la cabeza del papel. En la mesa de al lado había tres chicas sentadas con unos cuadernos. Una de ellas tenía una polaroid y les estaba haciendo fotos a las otras dos. No paraban de reír y de mirar a todas las mesas como si buscaran algo. Al rato se callaron y comenzaron a escribir.

jueves, 15 de enero de 2009

Dura de pelar


Pero qué dices, hija, ese hombre no era un loco, ni un asesino. Pobrecillo, un ladronzuelo como mucho.
Es que desde que vivo aquí contigo y no en mi casa... cada vez me pasan cosas más raras. No me entiendo con los aparatos ni con tu cocina, si es que no sé ni dónde tienes guardados los cacharros.
Y el autobús, no es como el de mi calle, éste da tantas vueltas que te puede pasar cualquier cosa, pero vamos, en cuanto se subió al autobús lo vi venir. Lo calé en el primer momento, me dije: "Mari, cuidao, que éste no trae buenas intenciones"
Era... era... cómo te voy yo a decir, pues un drogadicto parecía, así vestido y sin peinar ¡se me heló la sangre en los huesos!
Y se me sienta al lado, yo venga a temblar, con el corazón que me latía en el puño, pensando: "éste cuando me baje se viene detrás y me quita el bolso".
Tuve que dejar de hacer punto, porque no acertaba a meter la aguja por ningún sitio.
A mí ya me robaron una vez y la verdad es que me dio igual porque el señor era muy elegante, pero ahora que llevo la foto de tu padre en el bolso ¡ay! ahora no me lo quita nadie. Con su marco y todo, llevo la foto.
¡Qué ojos tenía tu padre! era un hombre guapo, no como los de ahora, que todos parece que llevan tres días sin comer.
Yo ahí pensando en tu padre y rezando, si, rezando porque no quería que me quitaran su foto, y me apetecía mirarla pero me daba miedo abrir el bolso, por si acaso el drogadicto se anima y ni espera a que me baje para darme el tirón...y entonces ¡nena! empiezo a notar algo raro, como que se mete la mano en el bolsillo y yo ya sospechando, porque el bolso estaba cerrado y rezando porque no me pase nada que me temblaban tanto las manos que tuve que dejar la labor y concentrarme en tu padre...
En ese momento me miro las manos a ver si tiemblan y madre mía, el reloj ¡El hombre no quería el bolso, quería el reloj! 
Pero mira que ese reloj a mí me gusta mucho, y el drogadicto que no se levanta ni nada, y yo pensando, mira éste que me roba el reloj y encima se queda aquí tranquilo, se cree que soy tonta o qué, el reloj, que me lo regaló tu difunto padre que en paz descanse y yo ahora sin mi casa y sin mis vecinas y en un autobús que no sé por dónde pasa y por dónde no, y encima sin mi reloj No, no , no, no, Así que así disimuladamente le clavo un poco las agujas de punto en el brazo y le digo "El reloj" y abro el bolso, porque total, de tu padre prefiero el reloj a la foto... y así muy digna cierro el bolso y me bajo aquí al lado de casa, y ahora que vengo a quitarme el abrigo ¡pues ahí está mi reloj en la mesita de la entrada! ¿y el que llevo en el bolso? pues no sé, será el del hombre...

lunes, 12 de enero de 2009

Nevada


Te vi, hoy, justo hoy, en mi mundo blanco te vi, paseando por mi puente especial. Me quité la capucha para escuchar su silencio níveo, y de pronto, oí ruido a mi espalda.
Al principio me asusté, pero después vi que eras tú, con tu abrigo de cuello smoking, tu traje de chaqueta y zapatos de cordones como un inglés de la city; contrastaban con la expresión relajada de tu cara, y una bola de nieve en tu mano derecha. Me sonreíste, y si, entonces te vi, como el niño que recuerdo.

martes, 6 de enero de 2009

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