Encender la luz y hacerlos desaparecer para siempre. Mirar por fin bajo la cama. O dejar por la noche un cuenco lleno de comida, otro de agua, darles ropa de abrigo y un sitio donde dormir en mi armario… sonreír a esos fantasmas y dejar que me lleven con ellos.
A su lugar.
lunes, 26 de enero de 2009
FANTASMAS
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