Primero fueron sus pies, los dedos blancos de sus pies y su risa. Luego su cuerpo de golpe en el frío.
Se mete en el lago con su vestido. Se muerde el labio, levanta la barbilla, siente los calambres, nota cada burbuja, el barro entre los dedos, el aire que corta. Su ropa mojada pesa como un vestido de novia. Y se escucha reír a sí misma y gritar debajo del agua.
Él la mira desde la orilla fascinado. No se atreve a seguirla, no se atreve a reprenderla, no se atreve a decirle que solo vive para ella. Desde la orilla ve cómo el agua le pega el pelo y la ropa a la piel y la escucha reírse y gritar, excitada en medio del invierno. Y desde la orilla le grita a esa mujer que jamás podrá ser un hombre a su lado.
Pero ella ya no le escucha.
sábado, 31 de enero de 2009
LA TIA BISABUELA QUE SE QUEDÓ SORDA POR NADAR EN UN LAGO HELADO Y FUE REPUDIADA POR SU NOVIO
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2 comentarios:
Brillante
Anita ¡qué hermosura! Tan chiquitito y tan denso. Me encanta.
PALOMA
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