El miedo es una orografia extraña que nos separa,
Un intrépido abrazo con vocación de abismo.
Al que como a todo lo que nos distancia, por que te quiero, Estoy agradecido.
A veces te toco y me siento tan lejos, Tan del final del horizonte,
que casi podría volver y apoyar la mejilla en tus espaldas.
Me sé silencios.
Los aprendo repitiéndolos despacio infinitas veces.
Me pongo la piel de ausencia.
La mirada de ojos abiertos, para los otros, Como si los viera.
Esa mirada fija, que los deja tranquilos... y me dejan.
Me pasan por alto, de lado, por abajo.
Y me voy cerrando con hábito de flores muertas.
Se me caen las ingles, se quiebran, Se deshojan pétalo a pétalo tobillos y muñecas.
Me cuelgo un cartel en el pecho que en letras de rojo oscuro, casi negras,
entre puntos suspensivos dice:
Fin de fiesta.
Lo demás es silencio, ...que me aprendo,Y que me cubre
viernes, 25 de septiembre de 2009
vuelo
cumpleaños ( cuello de cisne )
No todos sabían que le faltaba una pierna.
Aunque lo veían cojear y para hablar con el miraban casi al suelo.
A mi hermano muerto,
siamés mio que nació separado por una operación quirúrgica de años entre nuestros partos,
le gustaban los pintalabios malvas para pintar la boca por donde su muñon se desangraba.
Le molestaba que no vieran la diferencia y que nos dijeran que no nos pareciamos en nada.
Hasta falsificó su registro para que tuvieramos los mismos apellidos.
No recuerdo muy bien que existiera hasta aquella mañana, en que me dijo que eramos demasiados y que debia irme de la casa.
Yo decidí volar, pero no soy un suicida y le dije que esperara a que me crecieran las alas.
Desde entonces cada mañana, pinta curvas de nivel en mi espalda pequeñas circunferencias concentricas de color malva.
Me asomo por el sotano en que vivimos con aire de pollo dejando el nido mientras el me vigila con sus heridas dibujando laberintos en el suelo y con la urdimbre de su cordón umbilical enrollado de bufanda.
He decidido no prolongar más el viaje, pero quiero esperar a una noche en que no este muerto y haya cerrado las ojeras pintadas de malva, para salir volando de a poco por la geografía subterranea de la ventana.
lunes, 21 de septiembre de 2009
viernes, 18 de septiembre de 2009
jueves, 17 de septiembre de 2009
Por que tambien las putas sueñan
Al menos las putas son sinceras...
al menos no engañan el alimento frio de su tristeza.
Quisiera ser puta,
no tender el veneno frio de la expectativa.
No vestir de amor la muerte.
no mentir-me, -te, -se, -la
desvestida del desarapo de los desueños.
Al menos las putas no mienten,
te envuelven su cuarto y mitad
o su mitad de cuarto
con la fria eficiencia del labio aplicado al formulario.
teclean su cuerpo contra el tuyo a 350 ppm,
te facturan el consuelo mientras miran volar nubes,
que se van lejos.
Por que tambien las putas sueñan,
pero no engañan.
Me sale tan mal ser puta,
pero a veces lo deseo tanto...
... ... ...
miércoles, 9 de septiembre de 2009
Miedo a cerrar los ojos
y que se vuelvan a abrir
en la noche quieta de silencios y sombras.
Larga espera de torbellinos y silabas
que entran y se quedan.
Muero en cada despertar,
pero despierto
vagabundeo entre prisas cotidianas
y no vivo, y no sueño.
Relato de verano
La primera de las chicas que se dio cuenta de su presencia fue Piedad. Las vio a primera hora de la mañana y silenciosamente, cerró la puerta dejando que se quedaran. Esperó unas horas para anunciárselo al resto y lo hizo a escondidas, en corrillos pequeños. La cara de todas al conocer su existencia fue de sorpresa que se convirtió al segundo en un gesto de contrariedad. Sabían lo que ocurriría si no actuaban en seguida pero no tenían las ganas para hacerlo.
Cada día alguna de ellas las veía pero sigilosamente se daban la vuelta mirando a otro lado. Ninguna hacía nada, esperando que fuera otra quien tomara la iniciativa .El sopor veraniego incitaba a la quietud y desidia.
El primer cadáver apareció a las dos semanas. Lo dejaron allí, Nadie se atrevió a quitarlo. El temor fue inundando el ambiente cargado por el sonido de teclados y ventiladores. No sabían cuantas había, ni en donde se escondían. Cada vez serían más.
Las chicas decidieron reunirse para hacer algo y eligieron a Elena e Inés para que fueran ellas quienes echaran el veneno. No se atrevieron y lo dejaron encima de la mesa, cerrando la puerta que se quedaría cerrada durante días. La cocina dejó de existir. Para ir al baño, todas daban la vuelta atravesando el corredor. Después de una semana volvieron a reunirse. Tenían que acabar con ellas. Habían venido con la nevera, tímidas y pequeñas, sin querer salir al principio reconociendo poco a poco en donde se encontraban. Ahora ya no se irían.