He planeado vivir mi muerte: lo he deseado a oscuras, lo he suplicado con vergüenza y con culpa. Cada mañana me he arrepentido.
No consigo no imaginar. Simplemente. Morir y sin embargo, estar. Sentir la muerte, vivir ese acabarse. Simplemente. Conseguir permanecer así.
Pero mi cuerpo no deja que me engañe. Ese cuerpo que me pide y me traiciona. Su calor, su latido, el insoportable parpadeo que me recuerda que todavía soy.
Mientras tanto, construyo en mi cabeza la historia: La falta de frío dentro y fuera de mi piel. La palidez de la sangre que se deja llevar.
Y el cese de la respiración me permite escuchar otros sonidos: El mitológico crecimiento de las uñas. El lento hundimiento de los ojos. El no-movimiento:
el principio.
lunes, 6 de junio de 2011
Cronómetro 12:00
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AñA
martes, 3 de mayo de 2011
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