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La luz es violeta y el aire huele a nieve. Desde la azotea veo el pueblo, apelotonado y blanco, intentando trepar por la colina. Macetas y barreños en las terrazas de alrededor. Tejados oscuros. Alguna ropa tendida.
En la calle, un grupo de adolescentes tiran petardos y se ríen como cuando tenían cinco años. Las mujeres se apresuran cargadas con bolsas y los hombres con haces de leña para la lumbre.
Los montes de enfrente se prueban todos los colores del atardecer.
Dice la tradición que esta noche es la última del año y hay que estar contento y desearse “feliz salida y entrada”, como si esa unidad de tiempo que hemos convenido en llamar año, fuera algo compacto con puertas para entrar o salir de él.
Cuando era adolescente, fantaseaba con las fiestas de Nochevieja: la música, el baile, la larga noche rebosante de posibilidades. No me dejaron ir a ninguna hasta que cumplí diecisiete años y enseguida dejaron de interesarme.
Muchas cenas en familia, comiendo lombarda y cordero y atragantándome con las uvas.
Ahora me gusta pasar esta noche con amigos, con los más antiguos. Esos que han tejido su pasado con el mío y en los que pienso cuando me asusta el futuro.
Hoy entre ellos, me he acordado de ti y de la carta que prometí escribirte y me doy cuenta de que apenas nos conocemos. Solo sé de tus calcetines rápidos, de tu dedo nervioso anudando ese mechón de pelo, de tu gusto por las historias con alma. Y así, escribirte una carta no es sencillo, pero me da la oportunidad de traerte un rato hasta la azotea y enseñarte la tarde. Bajar luego a la gran cocina y calentarnos los pies en el brasero, disfrutando un momento de esta calma que precede a los olores, las conversaciones y las risas que dentro de una hora, cuando se empiece a preparar la cena, llenarán el espacio.
Es un momento único suspendido en el tiempo.
Las campanas nos cuentan que se ha escondido el sol. Iluminaremos la noche con palabras.
Bien Anita, te libero. Vuelve a tu propio Fin de Año. Seguiremos buscando historias y luz.
lunes, 28 de enero de 2008
LA CARTA A ANITA
Etiquetas:
Paloma G. Poza
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2 comentarios:
Ay! Me encantó! Me encantó! esta frase me deja siempre exasperada: "Las campanas nos cuentan que se ha escondido el sol. Iluminaremos la noche con palabras." mmmmm...
La carta venía con matasellos de Granada, y una hoja seca creo que de chopo. ¿Eso no se puede subir la blog, eh? ;)
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