Se quemaban despacio.
Desde la primera vez se quemaban.
En las tardes de cortinas naranjas se buscaban por debajo del miedo,
escudriñando los pasos de la muerte.
El usaba palabras, buscándole los pliegues de la rabia.
Ella, le regalaba el sueño de la estación vacía
con los cristales rotos al abismo.
Después, solo silencio
y el aliento compartido de sus bocas.
Los cuerpos trepándose con furia detenida, con esmero.
Y en el instante en el que el tiempo estalla,
peinar la cabellera de la muerte
y arder despacio hasta la extinción.
Para entonces, ya la hoguera devora el Paraíso.
domingo, 18 de noviembre de 2007
SE QUEMABAN DESPACIO. PALOMA
Etiquetas:
Paloma G. Poza
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